martes, 21 de abril de 2009

Épica capelliana

El Real Madrid ganó al Getafe por 3-2 y se pone a tres puntos del Barça a la espera de su compromiso ante el Sevilla. Los blancos hicieron una primera parte anodina en la que se encontró un gol de la nada para empatar el tanto inicial de Soldado. La segunda mitad fue de ida y vuelta en la que pudo ganar cualquier. Higuaín decidió en el 93'.


Estos partidos sólo se pueden ver en el Santiago Bernabéu. Cualquier otro equipo en cualquier otro estadio del mundo hubiera perdido el partido que ha sido capaz de ganar el Madrid. No hay más explicación que la fe, la épica, la heroica. Cuando todo se pone en contra o cuando reina la locura es cuando domina y se siente cómodo el conjunto blanco. Únicamente así se puede explicar lo inexplicable.


De la primera mitad no hay nada que comentar ya que el Madrid jugó de forma lamentable, siendo incapaz de dar tres pases seguidos. El Getafe tuvo varias ocasiones, todas aglutinadas a pies de Soldado, que atinó a la segunda con un cabezazo a centro de Granero. Un tanto nacido en la Fábrica y que ponía el partido cuesta arriba. Algún otro tanto pudo cazar el 9 azulón pero al filo del descanso, un rechace perdido cayó en la cabeza de Gago que la impulsó hacia el área getafense. Allí esperaba Raúl para golpearla con el pecho hacia un Higuaín muy marcado. El argentino creyó en ese pase como si fuera el último y se lo peleó a Cata Díaz, que incapaz de despejar vio como el Pipa le birlaba la cartera y batía a Stojkovic. Nunca un equipo sacó tanto con tan poco.



Visto lo visto, Juande dio a entrada de inicio a Robben por un Van der Vaart más que discreto. El cambio revolucionó al equipo y a la grada que tocó a corneta e inclinó el campo hacia la portería de Stojkovic. Fueron 15 minutos muy intensos en los que los azulones aguantaron como jabatos. Ese fue el tiempo que duró Robben sobre el terreno de juego. La salida del campo del centrocampista decreció al Madrid de modo inverso al crecimiento de su rival, que pareció haber recibido oxígeno. Soldado tuvo en un cabezazo una oportunidad de oro para volver adelantar a su equipo en el marcador. En la otra portería, Huntelaar no aprovechó un excelente pase de Guti e Higuaín no acertó a batir a Stojkovic.


A falta de siete minutos para el final es cuando empezó la locura, el desorden, lo divino. Una internada de Higuaín acabó con una zancadilla de Cata Díaz sobre el delantero argentino que el colegiado no sólo no señaló como penalti, sino que además, amonestó al Pipa con tarjeta amarilla por fingir. Acto seguido, el saque largo del portero le cayó a Uche en una contra de tres para dos que el nigeriano centró al área. El balón cayó llovidito en la cabeza de Gavilán que se la dejó a Albín para que fulminara a Casillas. El tanto no mató al Madrid sino que le dio más motivos para irse al ataque. Dos minutos después, una falta en la frontal fue transformada por Guti con un lanzamiento magistral que entró por toda la escuadra. El tanto enloqueció a la parroquia blanca, que quería un nuevo gol.

Volvía la ruleta rusa al Bernabéu. La cosa podía salir de cualquier manera ya que los blancos se volcaban al ataque y el Geta tenía todo el terreno para salir a la contra con la velocidad de Uche y Albín. En una de esas, el balón le llegó por el centro a Casquero que se iba directo a la portería de Casillas. Pepe le derribó y el árbitro pitó la pena máxima. El portugués, presa de los nervios y la tensión, tiró dos patadas a Casquero cuando este se dolía en el suelo. El colegiado, Delgado Ferreiro, expulsó a Pepe con roja directa. La sanción al central será ejemplar ya que pateó a un rival tendido en el suelo y le propinó un puñetazo a Albín en la tangana posterior. Casquero fue el encargado de tirar el penalti y se permitió un lujo, tirarlo a lo Panenka. Sí hubiera entrado el balón, todos hubieran dicho que qué sangre fría tiene el toledano pero, Casillas atrapó el balón y el Madrid salió vivo. Más aún, cuando en el último minuto de descuento, Higuaín cogió la pelota en la frontal, se fue de Cata Díaz y chutó con toda su rabia al fondo de las mayas.


Un final apoteósico que deja muy tocado al Getafe y con un subidón de moral a los blancos. Aunque mañana, ya pasada la resaca del post partido, Juande tendrá que ver como soluciona las bajas de Pepe y Robben para el partido ante el Sevilla. Pero esta noche el Madrid duerme a tres puntos del Barça.

6 comentarios:

Chechu dijo...

¿Esto viene de Capello del intento de remontada de la Copa del Rey en el 6-1 ante el Zaragoza? TEngo mis dudas. Lo cireto es que la camiseta del Madrid ha vuelto a hacerse ntoar en Liga. A ver si en Champions también se hace notar. Pero aquí ya hace falta ver fútbol y no espíritu.

asludos

Dani Jerez dijo...

Como nos acordamos de Capello, no sólo yo que soy capellista a muerte, sino todo el mundo. Deduzco que no lo hizo tan mal después de todo cuando dejó una huella tan duradera en la afición.

Un saludo!

Göres dijo...

@Chechu
El espíritu del equipo es digno de elogio.

@DRJ
Me refería a la manera de remontar en el último minuto sin perder la fe en la victoria por muchas dificultades que se presenten.

Un saludo a ambos.

Francisco Quirós dijo...

pues sí, creo que desde el gol también de Higuaín al Espanyol no celebraba un tanto del Madrid con tanta alegría. Ya no es el espiritú de Juanito, es el espiritú de 'El Pipa'
Saludos

Alba dijo...

Una remontada increible y que dejó a más de uno con la boca abierta y cara de tonto.
El único pero, y muy grande, fue la actuación de Pepe; no se lo que se le pasó por la cabeza para actuar de esta forma. Le tendría que caer una buena sanción, se tendrá que ver la que le pone la federación (lo más probable sea de seis partidos, lo que resta de temporada). Una actuación como esta sólo ensucia la imagen del jugador, del equipo y da muy, pero que muy mal ejemplo a los niños que tienen como referente a los futbolistas.
Saludos

Göres dijo...

@Francisco
Suerte que nos queda ese pundonor.

@Alba
Lo de Pepe no tiene disculpa. Yo espero que le caigan también entre ocho o diez partidos.

Un saludo y un beso respectivamente.